viernes, 14 de noviembre de 2014

El privilegio de dar!

Servir es sembrar… sembrar semillas buenas.

Realmente no es preciso haberlas recibido o cosechado… ella mana milagrosamente de las recónditas alforjas de nuestro espíritu y del corazón.

Servir es, servir a todos y a cualquiera que nos llame, no preferentemente a quienes, a su vez, puedan alguna vez servirnos a nosotros.

Servir es sembrar siempre y relamente siempre… sin descanso, aunque solo sean otros los que recojan y saboreen las cosechas.

Servir es mucho más que dar con las manos algo que tienes… es dar con el alma lo que tal vez…nunca nos fué concedido.

Servir es distribuir afecto, bondad, cordialidad,apoyo moral, amor por sí mismo y a veces, ayuda material.

Servir es repartir y brindar alegría, es infundir fé, estima, admiración, respeto, gratitud, sinceridad,
honestidad, libertad, optimismo, confianza y esperanza hacia los demás.

Servir es… en verdad, dar más de lo que recibimos en la vida y de la vida…

“Servir es ser como el árbol de sándalo….que perfuma el hacha que en ocasiones le hiere”.

Para muchos de nosotros encontrar la verdadera misión en nuestra vida no es tarea fácil.

Podemos aprender métodos y formas para llevar una vida más tranquila, menos estresada, menos saturada y más enfocada en lo importante.

En ese proceso de aprendizaje muchos vivimos cambios positivos en nuestro actuar diario, modificamos hábitos, organizamos mejor nuestra vida y empezamos a ver la luz al final del túnel.

Obviamente sufrimos recaídas de las cuales nos volvemos a levantar, sabemos que para vivir mejor se requiere un proceso largo y estimulamos nuestras pequeñas victorias.

Pero en honor a la verdad, llega un punto en el que eso no es suficiente, organizar y simplificar han sido para mí los salvavidas que me ayudaron a salir de la presión y saturación estresante en la que me encontraba hace poco más de dos años.

La importancia de todo esto radica en dar y servir a los demás, ayudar a quienes han estado en ese punto en el cual la vida se vuelve monótona y dejamos de disfrutar los beneficios de cada cosa que desempeñamos.

La vida es como agua entre los dedos, poco a poco se escurre y aunque tratemos de aferrarla ahí, en algún momento sólo quedarán gotas, nuestra misión radica en que esas gotas perduren eternamente y que con el reflejo de un rayo de luz se vuelvan más y más grandes.

Dar y servir a los demás es la única forma de pagar un poco de los muchos beneficios que uno ha obtenido enfocándose en cambiar.

Dar es un grandioso privilegio, recibes inmensas satisfacciones al hacerlo, aprende que lo que sale de tú corazón puede producir grandes cambios y mover el mundo, limpiar el universo y fundirnos en un sólo entorno común que busca el bienestar de todos. Si te gusto esta hermosa reflexión sobre el privilegio de dar, te invito a compartirla con tus amistades y familiares!! 

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