Y posteriormente hay un tiempo precioso al final del día, cuando las sombras tejen su abatimiento, y la belleza de la naturaleza diurna se acurruca en sus nidos y despierta la maravillosa vida nocturna; cuando poco a poco los rayos de sol han dejado su juego de luminosidad, igual que los niños que van a casa a descansar.
Cuando las velas en las ventanas del cielo se iluminan, como pequeños destellos que a su vez se llegan a distinguir leves parpadeos, anunciándonos la bienvenida a la noche.
Y después de todo, entre todo ese lapso de tiempo, muchos de nosotros podemos llegar a disponer un poco de nuestro tiempo, para sentarnos y tener una conversación, aunque pequeña con DIOS, y entre esa conversación, poder hablar y agradecer por el día que pasamos, por las bendiciones que nos dió, y dar GRACIAS por la vida misma.
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