Hay situaciones de la vida que muchas veces nos hacen tocar fondo.
Esas situaciones donde los muchos conflictos se hacen presente,
momentos que debemos identificar conforme las acciones de las
personas, sus actitudes y las formas de comportamiento los cuales van
haciéndonos ver las cosas desde otras perspectivas.
Donde nos encontramos la mayoría de las veces entre el dilema de porque
pasan las cosas, y porque a mi, porque en mi matrimonio, porque
en muchos noviazgos, porque nosotros.
Situaciones donde muchas personas ofrecen mucho y a manos
llenas, y otras ofrecen poco y con la menor atención posible.
Esos momentos donde todo está culminado, donde la magia va
disminuyendo con el tiempo y a veces la rapidez, donde la esencia se va
desapareciendo poco a poco a veces sin dejar rastros en su trayecto de
abandono, donde ambas personas se sienten confundidas del que está
pasando y en que momento empezó a suceder.
A veces nos cegamos a las acciones que se presentan, o simplemente a
cosas ligadas a la antigüedad que nunca se supo superar por la falta de
ayuda mutua y es dañina durante la relación.
Situaciones que nos cuestan soltar y van creando esa barrera o simplemente
dejando ese vacío inevitable, donde las aguas del amor murmurante en su tiempo de
apogeo permanecían latente, y el mar de nuestro sentidos se va secando poco a poco.
Y al final podrás decir con libertad, amor y orgullo que tu viaje sin retorno, te regresó
totalmente cambiado, con el corazón lleno de fe, para AMAR y ser AMADO.
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